viernes, 13 de marzo de 2009

Santas Borracheras

A ver pareciera ser una premisa de todo borracho ligar con el ente más feo de todo el bar. No sé si es mera casualidad o es una especie de auto-memorandum para certificar que nos agarramos un pedo de aquellos.

Está comprobado también que el alcohol sobreestima nuestras capacidades conviertiéndonos en auténticos Schumachers. En una vuelta de una larga noche, mi amigo conductor no veía semáforos, sólo tomatitos colorados que pasaba de largo al igual que un jueguito de Play, y todos nosotros festejando y ¿sumando? los puntos. Sin más comentarios por el momento.

La lista de pelotudeces que puede llegar a efectuar un borracho es interminable. Comienzo: mandás un simple mensajito de texto subido de tono para un ex que obviamente olvidaste que ya habías olvidado. Puede seguir por creerte hiper super amigo del barman porque ya consumiste varios tragos y reclamarle uno (o varios) tragos gratis; si es que no te manda a volar, lo único que podes llegar a recibir es sobras o una cerveza caliente, que por supuesto es "lo más copado" que te pasó en tu vida. Salteamos por supuesto boludeces del tipo robar chupi al grupo de al lado, volcarte el trago recién adquirido encima y llorar, si pero de la risa!!!, sin darte cuenta de que la reacción normal sería querer pegarte un tiro, ni te cuento si te caíste en medio de la pista o bajando la escalera (doblemente el tiro si te quedaron dos moretones del tamaño de América al otro día). Avanzamos tres casilleros y nos encontramos con la increíble capacidad para recordar cosas de la infancia o anécdotas con tus amigos (me impresiona como se potencia la memoria en estado etílico), terminas a los abrazos y besos hasta con tus enemigos y la palabra "te amo puta" ya pierde totalmente el sentido. Perdiste el turno: te olvidaste las llaves de tu casa, perdiste el celular, te la re puso el taxista (las 10 cuadras a tu casa te salieron un sueldo entero y no sabés por qué), te quedaste dormido en el bar y hace 15 min que prendieron las luces. Retrocedés dos casillas: dejaste una propina exhorbitante al mozo sólo porque estaba que se partía en tres mil pedazos y pensaste que tus chances se duplicaban si eras "generosa", sin darte cuenta que el pobre tipo no era un taxiboy y que lo único que pasó por su cabeza fue "pobre BOLUDA".
Avanzás un casillero: hablás con ese grupo de fracasados con una "L" de luces intermitentes en la frente sólo para seguir chupando gratis. Puntaje extra: podés elegir un compañero de joda para que te acompañe en la noche de caravana (entiendáse un globo con una inscripición de "I love joda", un palito de broschette improvisado con cabeza de medio limón que sobró del Gancia, remera de la etiqueta de New Age, gorrita de la chapita de Quilmes Stout, recortes de revista, etc). Último tiro: amanece, elegís: sos el único reverendo pelotudo que sigue bailando en medio de la pista con todo el staff del bar queriendote echar a patadas, o te volvés caminando para colarte en una especie de fiesta privada y hacer el mayor de los ridículos. FIN: si sale par, terminás preso; si sale impar, llegaste a tu casa ¿feliz? si pero mañana te encargo la RESACA...

1 comentario:

Ivy dijo...

jajajajajaja

muuuuuuuuuuuuuy bueno

y cierto...

besos