miércoles, 1 de octubre de 2008

The truth about life: Everybody makes mistakes...

¿Cuántas veces nos hemos repetido "Basta. Tengo que empezar de nuevo, pero esta vez va en serio, no vuelvo a caer en la misma de vuelta"?

Incontables... por lo menos en lo que me concierne a mí y a todos los aspectos de mi vida. Sí, sí... al principio todo bárbaro porque como cualquier persona racional e inteligente, por supuesto que no cometo el mismo error dos veces... yo? Me estás jodiendo no? Caer en la misma de vuelta? No, no nunca más! "Ya aprendí mi lección!, no necesito que me repitas nada".

Dejamos pasar unos días o X tiempo (dependiendo de la capacidad racional de cada persona o de la situación en cuestión), pero lo que es seguro es que todos vuelven a darse la cabeza contra la pared en algún momento. Porque esa es la verdad: la vida está llena de errores, es así cómo aprendemos o continuamos avanzando. Lo importante es levantarse o al menos animarse a enfrentar la realidad...

Hay ciertas veces en la vida en que sentimos que todo nos desborda, las cosas escapan de nuestro alcance y nos damos cuenta de que estamos perdidos, no encontramos el camino de vuelta. La realidad es muy distinta de cómo la habíamos planificado y ni siquiera buscamos comprender cómo llegamos hasta donde estamos. Simplemente recurrimos al olvido como droga para hacer el presente tolerable. ¿Pero es tan sencillo como parece? No a mi entender. Perder el control de nuestra vida, de nuestras acciones, de nuestros deseos es sin duda el símbolo más incuestionable de la debilidad humana. Por su parte, el olvido, más allá de ser una cura pasajera, se vuelve una adicción, se vuelve un velo permanente entre nosotros y la realidad, imposibilitándonos reconocer nuestros errores y por consiguiente, volvemos a caer en los mismos una y otra vez. En definitiva, es esta sensación de caída libre la que se apodera de nosotros y limita nuestras potencialidades. Pero en realidad es sólo eso, una sensación, una ilusión, una idea. Todos cometemos errores, lo importante es ser conscientes de ellos y no dejarnos arrastrar por este efecto dominó que nos lleva al caos. Cada desliz representa una nueva oportunidad para comenzar de nuevo, desde cero, y con mayor experiencia y sabiduría que antes. Lo bueno de las caídas libres es que sólo en esas circunstancias te das cuenta de quienes verdaderamente siempre van a estar a tu lado...