martes, 28 de julio de 2009

¿Qué tienen en común los zapatos y los hombres?

Los hombres son como los zapatos, y te aseguro que los hay de varios tipos y para todos los gustos...

MANOLO BLAHNIK

Es el zapato más irresistible sobre la faz de la tierra. Por un zapato así, serías capaz de todo. Pasas por la vidriera y necesariamente te quedas una hora contemplando la sexualidad que irradia. Tratas desesperadamente de buscarle algún defecto o falla o cualquier tipo de excusa irracional para justificar no tenerlo, pero la realidad es que es innatamente PERFECTO. No hay vueltas ni gato encerrado. Fue bendecido por la naturaleza y supo sacar el máximo provecho de eso. Es morbosamente elegante, exquisito, orgásmico, exclusivo, único, diabólico, hasta incluso tan irreal que parece ficticio, pero de todas maneras ahí está y sabes que existe. Para tenerlo vas a tener que ahorrar toda tu vida o sacarte la lotería. Una de dos. Por el momento no está a tu alcance, pero capaz mañana te toca el cartón ganador, nunca se sabe.

ON SALE
Es el típico zapato de una noche. El que aprovechaste porque estaba REGALADO, pero que inevitablemente quedará guardado en el placard para nunca más ser usado. El que adquiriste sin pensarlo dos veces, porque de otra manera la historia hubiese sido diferente. El que encontraste sin buscar, el que no cubre ninguna necesidad real, el que sólo llena un vacío existencial en forma temporal. El que a la mañana siguiente te hace preguntarte en qué demonios estabas pensando. El que primero te carga de culpa, después de remordimiento hasta casi rozar el olvido, para finalmente convertirse en una anécdota graciosa.


PANTUFLA
Es el único calzado con el que te sentís verdaderamente cómoda, sos auténtica y te mostras cómo sos sin perderte en apariencias. Es el zapato elegido por excelencia para tirarte en el sillón a cantar canciones de Arjona y Sabina hasta el hartazgo; con el que los silencios no son incómodos sino que a veces buscados; con el que compartís charlas que duran horas; con el que no te jode reirte de vos misma; con el que aprendes; con el único que te escucha y se molesta en fingir que te entiende; con el que pasarías un domingo eterno en la cama sin aburrirte. Pero simplemente, nunca te tiraste a la pileta con Pantuflas por miedo a salir mojada, y tener que buscar un calzado tan cómodo como el que acabas de arruinar.


OJOTA
Es el zapato que más usás durante el verano. Fue tu primer amor. Es super cómodo y flexible, se adapta fácilmente, te acompaña a todos lados, te hace sentir viva. Lo usás tanto de día como de noche. Hasta se puede llegar a extrañar durante el invierno, cuando la relación pie-calzado encuentra tantos obstáculos en el medio. A veces esa sensación es tan fuerte que seguimos usándolo para estar "entrecasa", pero con medias para no resfriarnos. Pero es inevitable, y de pronto nos damos cuenta que fue creado para "ese pequeño período de tiempo" exclusivamnete por una razón. Aunque nos duela, sabemos que debemos cortar esa relación enfermiza y dejarlo libre. La Ojota ya no puede cubrir las nuevas necesidades del invierno. Archivarlo como un lindo recuerdo es lo mejor tanto para el Calzado como para el Pie.



BOTA
Es el calzado que estabas buscando para protegerte del frío del invierno. Es un zapato que te contiene, te protege, te cuida, te mima en exceso, te trata como una reina, te da todo lo que deseas y más. No se despega de tu lado ni un segundo. Por un buen tiempo te sientes la persona más afortunada del mundo por haber encontrado un especimen de ese calibre. Te encanta volver a sentirte como una nena, hasta que un día te levantas y empiezas a sentir cierta molestia que no logras descifrar. Te das cuenta que el zapato comienza a asfixiarte, no te deja hacer cosas por ti misma y crees necesitar tiempo para estar sola. Es tiempo de revolear la Bota y dejar respirar al pie.

Continuará...

2 comentarios:

Lady dijo...

Genial!!!

Espero la continuación...

SHHH dijo...

Jajaja dale, tengo un par de ideas pero me falta plasmarlas todavía y digamos que ando con muy poca inspiración masculina!