sábado, 29 de noviembre de 2008

Carta al Destino

Más allá de que para vos sea tan sólo un juego de azar, un buen rato de diversión asegurada, algo con que opacar la monotonía eterna de tus días, es necesario que sepas que no es igual para mí, aunque a veces tus jugadas se lleven el premio gordo. Lo que para ti es un simple pasatiempos, para mí es tortura disfrazada de locura. Estoy completamente fuera de mí, totalmente susceptible a la mínima variación de las vueltas de mi vida. Perdí el absoluto control de mis acciones y deseos. Ya no sé lo que quiero y lo más triste es que no me interesa saberlo, sólo quedan sombras de aquello que tanto ansiaba. Es un gran desafío llenar de vuelta este vacío y sé que es irreversible. Es un completo delirio que ni siquiera puedo ocultar, no me pidas seguir fingiendo que todo está bien.

Reconozco que tus intenciones no son del todo malas, pero tampoco me pidas que las tilde de buenas. Tal vez sólo buscas enseñarme la verdad, pero yo me niego a verla. Quizás mis expectativas son demasiado elevadas o estoy pidiendo más de lo que merezco. ¿O serás tal vez una consecuencia de mi constante inconformismo que sólo arroja excesos? Si es que fallé, cuestioné más de la cuenta o no me esforcé lo suficiente, me arrepiento. Debes mostrarme que estoy equivocada.

No puedo culparte a ti por todo lo que me toca vivir hoy, ya que yo soy la única cupable de mi pasado, eterna prisionera de todo aquello que no hice por miedo o falta de coraje para jugarme por lo que quiero, da igual como quieras llamarlo. Pero la realidad es que la inmadurez de tus jugadas sumada a mi supuesta madurez sólo arroja incertidumbre y un sinfín de preguntas que jamás tendrán respuestas, de acertijos con soluciones perdidas que esperan ser encontradas. ¿Qué es lo que esperas de mí? ¿Adónde quieres llevarme? ¿Qué es lo que tienes reservado para mí mañana? ¿Qué es lo que tú ganas que compensa aquello que yo pierdo? Espero poder algún día comprender el significado de tus jugadas maquiavelísticas porque por el momento no veo con claridad cuál es ese FIN que justificaría tus medios.

Ya no me divierte jugar tu juego. Se convirtió en una maldita función del tipo coseno, en una frenética montaña rusa de emociones que pasa de la euforia a la depresión en cuestión de segundos. Quisiera frenar pero ya no no tengo el control, no depende de mí. Quiero de vuelta la libertad para elegir mi propia historia y esta vez, también el coraje para escribirla.

Algunas personas quieren tenerlo todo, pero sabes muy bien que no es mi caso. No estoy pidiendo milagros ni nada parecido, sólo quiero que me mantengas del lado seguro, de esa "lista pendiente" hasta que encuentre mi equilibrio de nuevo. Luego, puedes volver a jugar, incluso jugaríamos juntos la revancha. Sólo te pido eso, un tiempo, si es que no quieres verme caer. Sé que prefieres verme volar, y yo también. Dame una última oportunidad para hacer las cosas bien.

Quisiera comprender el misterioso significado de tu juego preferido llamado AZAR. Hasta entonces, me limito a creer que todo va a volver a estar bien al final, otra vez...

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