sábado, 30 de mayo de 2009

De repente se hizo la luz

¿Quién encendió la luz y de dónde se apaga? Quisiera creer que puedo seguir soñando...

El asunto HOY está más claro que nunca. La cuestión, yendo directo al grano, sin dar ningún tipo de vuelta, es que hace dos meses que "me estoy viendo con alguien", algo demasiado inusual en lo que se viene a llamar mi estilo de vida. Muchos se preguntarán cuál es el problema. En realidad no es que exista conflicto alguno, bueno por lo menos no por ahora. El tema es que cuando mis amigas lanzan el típico: ¿Y vos pillina cómo vas con...?, mi cara no se ilumina con un rayo de luz exquisitamente dorada, ni mis pupilas se dilatan, ni mis rodillas tiemblan, ni la habitación se inunda al compás de Unchained Melody de "La Sombra del Amor". Sino que más bien (como consecuencia del exceso de reserva de mi persona) me limito a contestar: "...Y ahí andamos, viéndonos de vez en cuando. Que sé yo, estoy contenta porque me siento bien cuando estoy con él". Puede que eso las convenza a ellas (o quizás no), pero definitivamente no logra persuadirme a mí. Y es aquí donde mi cabeza empieza a dar vueltas y a maquinarse sola, tratando de encontrar racionalidad para responder qué carajo es lo que estoy haciendo. O sea, desde un principio, me di cuenta que no me mueve el piso, de eso siempre estuve segura, pero de alguna manera me hace sentir bien, por eso decidí seguir. Pero otras preguntas fueron invadiendo mi cabeza y hay momentos en los que me invade la duda, otros que lo busco, otros que desearía tenerlo al lado, otros que quiero estar sola, otros que quiero volver atrás pero a esta altura no se cómo. La encrucijada shakesperiana esta vez sería: ¿Te enamoras con el tiempo, o para enamorarte te tiene que mover el piso desde el principio? ¿Y de cuánto tiempo estamos hablando? ¿Te puede llegar a mover el piso con el tiempo o si no te lo mueve desde el principio nunca lo hará? Obviamente que no existen respuestas a estos interrogantes porque todas las relaciones son distintas, más bien serían preguntas retóricas.

Hoy, un sábado como cualquier otro, con un poco más de lluvia y frío que de costumbre, me encuentro en casa, picando algo de días anteriores porque ni se me cruza por la cabeza bajar a comprar algo con este día y menos que menos cocinar algo elaborado para mí sola. La música al mango, el tele encendido pero en mute, voy al baño, me pinto, me arreglo, una tonelada de ropa encima de mi cama y todavía no decido que ponerme, voy a la cocina, controlo los hielos, pongo el alcohol en la heladera, vengo al living, chateo con mis amigas, vuelvo adentro, enchufo la planchita, el sonido de batería baja del celu, lo pongo a cargar, mensaje de texto: “no sale, mañana juega y se levanta temprano”, vuelvo a maquillarme al baño, y de repente un tema conocido… recuerdos de mi grupo de amigas de la secundaria, de aquellos viejos tiempos, de aquella gloriosa época… Nunca me había puesto a analizar la letra, pero inesperadamente siento cierta identificación. Podría ser la respuesta que tanto estaba buscando.

Si te divierte verme,
y te gustan mis besos,
y me ves como el perfecto compañero
de tertulias,
si soy tu amigo con derecho,
mientras te dure la parranda,
no te enamoraste de mi,
sino de ti,
cuando estas conmigo.

Yo pensando en futuro,
tú en la rumba de esta noche,
si me quieres un poquito,
dímelo aunque sea en fax.

Si te parezco divertido,
pero en mí no piensas nunca.
No te enamoraste de mí,
sino de ti
cuando estás conmigo.

De las locuras que hacemos,
de los besos furtivos,
de tu risa y mis chistes,
de la fiesta y el vino,
de las caricias que mueren,
justo al haber nacido.

No te enamoraste de mi,
así como yo de ti.

Quién ganará la batalla
de este amor desperdiciado
tú creyendo que me quieres
yo queriéndote creer
si yo te quiero aunque te calles
y tú te callas si te quiero.

No te enamoraste de mí
sino de ti
cuando estas conmigo.

Si le bajo el volumen a este ritmo que tocamos
yo me temo que el derrumbe puede hacerse aparecer
y lo que antes fue pregunta
hoy es una afirmación.

No te enamoraste de mí...


Te enamoraste de ti, Ricardo Arjona

No hay comentarios: